La Semana Santa es una época ideal para realizar viajes o alguna escapada. Se pueden encontrar destinos para los que sólo buscan descansar, para los deportistas, para los aventureros. Te proponemos, a continuación, diez ideas para estos días.
Nápoles: esta ciudad italiana impresiona por los grandes contrastes entre su zona antigua, patrimonio de la humanidad de la Unesco, y la dinámica zona comercial. Cuna de la mafia italiana, testigo de la historia desde el siglo VII antes de Cristo, es un lugar muy singular. También merece la pena acercarse a Pompeya.
Ruta del Danubio en bicicleta: partiendo de la alemana ciudad de Passau, son trescientos kilómetros hasta la ciudad de Viena, en una ruta maravillosa, al borde de este emblemático río. Schlögen, Grein, Emmerdorf o Linz se encuentran en el camino, así como el impresionante campo de concentración de Mauthausen. El delicioso schnitzel austriaco es un plato muy recomendable.
Parque Natural de Somiedo: situado en el corazón de Asturias, es un lugar ideal para los que quieren descubrir la naturaleza en estado puro. Casas rurales, pequeños hoteles con encanto, senderos que llevan a lagos y tal vez, un encuentro con un oso pardo. Embutidos caseros, fabada o pote asturiano, clásicos de la mesa son imprescindibles.
Medina del Campo: esta villa vallisoletana se convierte en Semana Santa en un lugar especial para descubrir sus tradicionales procesiones. Pasos de gran valor artístico y un silencio sepulcral que solo se rompe con el redoble de los tambores. Cocido de garbanzos, torrijas y lechazo de la zona completan la atractiva propuesta.
Fuerteventura: para muchos, la isla con más encanto del archipiélago canario y, desde luego, la más salvaje. Más de treinta y seis kilómetros de playas, espacios protegidos y parques naturales para disfrutar, con la garantía que ofrece su clima. Imprescindible probar las papas arrugadas con mojo o el puchero canario.
Valle del Loira: todo un tesoro artístico y cultural en Francia. Los castillos del valle del Loira se levantan en cada pueblo en una sucesión casi ilimitada que parece sacada de un cuento: belleza, arte, pueblos encantadores y rutas al borde del río. Y siempre la posibilidad de degustar la refinada cocina francesa.
Saint Moritz: espléndida localidad suiza, auténtico paraíso para los deportes de invierno. Los esquiadores podrán disfrutar de pistas y equipamiento de primera clase, en un entorno incomparable y con un microclima que casi asegura el buen tiempo.
Budapest: calles empedradas, hermosos puentes, museos y todo un derroche de edificios neoclásicos. Una ciudad muy dinámica en la que se encuentran algunos balnearios históricos que merecen visita y baño. Eso, sin olvidarse de probar el gulash, plato típico por excelencia.
Cracovia: todo un clásico del turismo internacional, esta ciudad merece una visita. Con su precioso casco antiguo, patrimonio de la humanidad de la Unesco, y los vestigios de la época nazi y de la época comunista, es una auténtica referencia histórica. Buenos restaurantes completan su encanto.
Amberes: conocida como la ciudad de los diamantes, esta bonita ciudad belga tiene mucho interés turístico. Su casco antiguo, el barrio judío o los omnipresentes cuadros de Rubens forman parte de su encanto. Como lo hacen los excelentes mejillones cocinados de las formas más variadas.
Y tú, ¿cuál será tu destino esta Semana Santa?
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¡Que tengas una buena Semana Santa!